Siempre supo que lo que le hacia mal no eran las palabras, pero la ausencia de ellas. En toda su vida fue una persona propensa a ver lo mejor en todo lo que él le decía o hacía. Pero, así como en la naturaleza, el corazón humano también abomina el vacío.
PD: *Cualquiera que sea la semejanza con hechos reales será siempre una mera casualidad!